domingo, 10 de noviembre de 2013

ABRELE UN RESQUICIO A DIOS Y HARÁ MARAVILLAS.

“Ábrele un resquicio a Dios y hará maravillas”
Cursos de Formación al Matrimonio y a la Vida de Familia

Decía Benedicto XVI en Deus est caritas que “no se comienza a ser cristianos por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, con ello, una orientación decisiva”.
Cada oportunidad que tenemos de contarles a los novios de nuestra experiencia de contar con la presencia de Cristo en nuestra familia,
el don que es Jesucristo en nuestra vida de matrimonio. Presencia, que como decía el Santo Padre, no es una idea o un razonamiento, ni algo que cuando éramos pequeñitos nos contaban en casa. Mostrarles a los novios que Cristo es uno más en nuestra familia, que podemos gozar de su presencia real entre nosotros, que es la “panacea” el remedio que lo cura todo y da a nuestro proyecto de vida una orientación nueva y decisiva.
Y cuando lo que les cuentas lo están viendo en el equipo que les está hablando, en el sacerdote; entre ellos se ve “algo más” que anima a prestar atención, a escuchar, pues es algo decisivo y que puede transformar una vida, que puede darnos la felicidad.
Lo cierto es que las parejas se encuentran con un Dios que los ama inmensamente, que los ama a cada uno con un amor inmenso, un Dios que ha soñado y proyectado para ellos un camino que deben seguir y una meta precisa que deben alcanzar.
Bonito sería que ellos pudieran contarnos lo que les supune el curso, aunque si podemos contaros lo que le dijimos terminando el curso: que fueran generosos, que le abrieran a Dios una pequeña rendija, un resquicio en sus vidas, en su proyecto de vida y verían las maravillas que El hace, está deseando de habitar entre nosotros, necesita corazones generosos, familias que le hagan sitio, y le hablen de El al mundo.

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