lunes, 18 de agosto de 2014

EL PAPA IMPLORA EN COREA LA GRACIA DE LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN.

HACIA UNA CULTURA DE LA CONFIANZA.
Terminaba el Papa Francisco su viaje a Corea con la celebración de la Santa Misa, en la que imploró a Dios la gracia de la paz y de la reconciliación. Decía en su homilía: “Esta oración tiene una resonancia especial en la península coreana. La Misa de hoy es sobre todo y principalmente una oración por la reconciliación en esta familia coreana. En el Evangelio, Jesús nos habla de la fuerza de nuestra oración cuando dos o tres nos reunimos en su nombre para pedir algo (cf. Mt 18,19-20). ¡Cuánto más si es todo un pueblo el que alza su sincera súplica al cielo!”, decía en su homilía.
Vivir en la esperanza de la promesa divina de restaurar la unidad, decía el Papa, “va inseparablemente unida a un mandamiento: el mandamiento de volver a Dios y obedecer de todo corazón a su ley. El don divino de la reconciliación, de la unidad y de la paz está íntimamente relacionado con la gracia de la conversión, una transformación del corazón que puede cambiar el curso de nuestra vida y de nuestra historia, como personas y como pueblo”.
Nos impresionaba cuando hablaba de Corea como una familia dividida y la reflexión que les proponía al pueblo coreano, sentimos que también tenemos que hacerla nosotros, aunque nuestras familias no estén divididas, pero si nuestro barrio, nuestras ciudades, a veces hasta la misma Iglesia, a igual que a ellos, también a nosotros nos pide que nos preguntemos “hasta qué punto, individual y comunitariamente, dan testimonio de un compromiso evangélico en favor de los más desfavorecidos, los marginados, de cuantos carecen de trabajo o no participan de la prosperidad de la mayoría. Les pide, como cristianos y como coreanos, rechazar con firmeza una mentalidad fundada en la sospecha, en la confrontación y la rivalidad, y promover, en cambio, una cultura modelada por las enseñanzas del Evangelio y los más nobles valores tradicionales del pueblo coreano”.
En una familia no puede faltar nunca la “cultura de la confianza”, que cuantas veces se por la de sospecha, en la que  muchas veces nos movemos. En nuestras familias y en nuestras comunidades. ¡Qué difícil a veces creer en las capacidades del otro, en que quiere el bien!, igual que yo.
Aquí el Papa nos daba una media, nos decía un cómo, nos mostraba el camino: “tener confianza en la fuerza de la cruz de Cristo”.
Cómo nos ha gustado esta idea de la cultura de la confianza, no recordaba que esa misma idea ya la habíamos oído antes.



La cultura de la confianza parte de la realidad de “creer en el otro”, de ponernos en el lugar del otro, de ver al otro con los ojos de Jesús ¡qué revolución para una familia ver a Jesús en el otro!.
Si no lo habéis probado, hacedlo. Veréis que cambio da vuestra vida de familia. 

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