jueves, 16 de octubre de 2014

PATRIA POTESTAD, NATALIDAD, ENVEJECIMIENTO.

El pasado mes de septiembre el Catholic Family and Human Rights Institute, única organización no gubernamental de carácter católico, presente en la ONU, informaba que la Comisión judicial de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos estudiaba la necesidad de una reforma constitucional para proteger los derechos inherentes a la patria potestad amenazados por la intrusión de las normas que se filtran desde la ONU, que impulsan a poner al gobierno por encima de la familia, dictando normas de obligado cumplimiento opuestas a lo que los padres pretenden transmitir a sus hijos en cuestiones afectivo-sexuales, matrimonio, contracepción o aborto.
Los grandes grupos de presión a escala mundial saben que si logran inculcar sus ideas a un par de generaciones no habrá marcha atrás: la población estará en sus manos y podrá ser manipulada a su antojo, especialmente en el mundo occidental tarado de hedonismo y relativismo.
Hay un decidido propósito de eliminar a la familia como célula básica de la sociedad. Si las familias se propagaban mediante la generación, cuidaban de sus hijos dotándolos del esquema básico de valores y normas orientadoras y los acompañaban hasta ponerlos en condiciones de asumir sus propias vidas, esto les parece anticuado y fuera de lugar a los “grandes expertos” que prefieren manipular a los niños desde la guardería infantil y librarlos de la “mala influencia” de sus padres.
Parecen decididos a borrar para siempre aquello de “creced y multiplicaos, llenad la tierra” alegando el peligro de la superpoblación. Por supuesto, si esto queda borrado pues, a disfrutar de la sexualidad sin cortapisas ni responsabilidades.
Pero al mismo tiempo desde la ONU nos advierten del envejecimiento de la población y aconsejan a los gobiernos que activen planes para cuidar a los viejos. Claro que si la población está cada vez más envejecida es porque no nacen niños, gracias a la política antinatalista propiciada desde la misma ONU y puesta en práctica por sumisos gobiernos progresistas que legislan a favor del aborto, la contracepción, la sexualidad libre, etc. En los países occidentales la tasa de fecundidad, número de hijos nacidos por mujer, no cubre para reponer a los que se mueren. Para España esta tasa es del 1,2, inferior a Francia o Italia.
El Occidente somos una civilización, que abandonó sus raíces y está empeñada en suicidarse, pero antes de dejar de existir veremos llegar, ya están aquí, otros pueblos y civilizaciones que nos sustituirán.
La familia tenía también como tarea cuidar de sus mayores, lo que ha devenido cada vez más imposible y se espera que el insostenible estado del bienestar se encargue de ello, liberando a las familias de tal obligación.
Si no trae hijos al mundo ni cuida de sus mayores, no es extraño que la familia pueda estar en vías de extinción. Las generaciones futuras pueden ser fabricadas en laboratorios, como anticipó Aldous Huxley en su terrible “Mundo Feliz”.
Del Sínodo sobre la familia, convocado por el Papa, los cristianos esperamos que se proclamen alto y claro, el papel insustituible de la familia, los derechos de los padres sobre sus hijos y la necesidad de parejas estables, una sola carne, que se preparen con seriedad para cumplir su misión de ser la célula básica de la sociedad. Rezo por ello.

Francisco Rodríguez Barragán

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