martes, 24 de marzo de 2015

JORNADA DE LA VIDA 2015. GUÍA PARA LA EUCARISTÍA.

HAY MUCHA VIDA EN CADA VIDA
Jornada de la Vida 2015 – 25 de marzo
Solemnidad de la Anunciación del Señor
Guion para la eucaristía
FUENTE: SUBCOMISIÓN DE FAMILIA Y VIDA

Monición de entrada
En nuestro camino hacia la Pascua la Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Anunciación del Señor. Nueve meses antes del día de Navidad recordamos el «sí» de María, que quiso acoger de una forma gratuita y generosa la vida de Dios, a pesar de las difi­cultades. Celebrar y recordar este «sí» nos mueve a ofrecer nuestra voz a aquellos que, en el seno de sus madres, aún no tienen voz, y a promover una cultura a favor de la vida.
Con el lema ¡Capaz de vivir mi vida! los cristianos somos in­vitados este año reconocer el regalo de la vida, así como a transmitir una clara esperanza a los padres con dificultades para que sepan que no están solos.

Acto penitencial
El Señor Jesús, que por nosotros y por nuestra salvación se hizo hombre, intercede ahora por nosotros y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento, para acercarnos a la mesa del Señor.
Por las veces que no fomentamos el valor de la vida en nuestros ambientes. Señor, ten piedad.
Por la veces que no cuidamos la vida desde su concepción hasta su término natural. Cristo, ten piedad.
Por las veces que nos olvidamos de dar gracias y valorar la vida. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro Redentor, como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.

Monición a la profesión de fe
Como hacemos cada domingo y en todas las solemnidades del año litúrgico, ahora profesaremos la fe de la Iglesia. Hoy, como volveremos a hacer dentro de nueve meses cuando celebremos el nacimiento de nuestro Salvador, después de las palabras «Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre», nos arrodillaremos y estaremos en silencio durante un instante.
Se dice Credo.

Oración de los fieles
Para Dios nada hay imposible. Haciendo nuestros los sufri­mientos y angustias de toda la humanidad, especialmente las de los niños no nacidos dirijamos a Él nuestras súplicas con la firme espe­ranza de que sean escuchadas.
Oremos, en primer lugar, por la Iglesia extendida de oriente a occidente, para que, a ejemplo de la Virgen Ma­ría, acoja, celebre y anuncie el Evangelio de la vida. Ro­guemos al Señor.
Oremos por los gobiernos y los legisladores de las nacio­nes, para que, iluminados por el Espíritu Santo, protejan eficazmente el derecho de la vida desde su inicio hasta su fin natural. Roguemos al Señor.
Oremos, de un modo especial en esta Jornada por la Vida, por los niños no nacidos, para que nadie cuestione ni aten­te contra su derecho a nacer. Roguemos al Señor.
Oremos también por los padres con dificultades ante el próximo nacimiento de su hijo, para que descubran que no están solos y que en la Iglesia siempre encontrarán un hogar que les acoge. Roguemos al Señor.
Oremos agradecidos por las instituciones eclesiales y civi­les que ofrecen un apoyo integral a las mujeres gestantes, para que no les falte nunca nuestra oración y apoyo. Ro­guemos al Señor.
Oremos, como hacemos siempre, por todos aquellos que sufren en su cuerpo o en su espíritu, para que no les falte la ayuda fraternal de los cristianos. Roguemos al Señor.
Oremos por nosotros, para que, animados por esta Jorna­da, estemos siempre dispuestos a defender el gran don de la vida humana. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, Creador nuestro, escucha nuestras súplicas confiadas: que la Virgen María, Madre de tu Hijo, acompañe los trabajos en defensa de la vida e ilumine a todas las madres para que reconozcan en sus hijos que van a nacer el bien que puede llenar de alegría y plenitud sus vidas; y a nosotros, creados a tu imagen y semejanza, concédenos anunciar con fidelidad el Evangelio de la vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión
Confirma, Señor, en nosotros la verdadera fe, mediante los sacramentos que hemos recibido; para que cuantos confesamos al Hijo de la Virgen, como Dios y como hombre verdadero, podamos llegar a las alegrías del reino por el poder de su santa Resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne
El Dios, que en su providencia amorosa quiso salvar al género humano por el fruto bendito del seno de la Virgen María, os colme de sus bendiciones.
R. Amén.
Que os acompañe siempre la protección de la Virgen, por quien habéis recibido al Autor de la vida.
R. Amén.
Y a todos vosotros os conceda el Señor de la vida la alegría del Espíritu y los bienes de su reino.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

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