jueves, 27 de agosto de 2015

VIDA DE FAMILIA: INTERESARNOS POR LO QUE LE INTERESA AL OTRO.


HACIA LA PLENITUD DEL AMOR CONYUGAL.


HACIA LA PLENITUD DEL AMOR CONYUGAL
Colección: CLAVES CRISTIANAS
Autor: ALVAREZ ROSALES, OSCAR
Hablar hoy del amor conyugal puede resultar, a simple vista, aventurado o, incluso, atrevido. Aquellas cualidades que desde siempre habían definido al matrimonio como amor único, exclusivo, fiel, fecundo y para siempre, parecen haber perdido su sentido, siendo sustituidas por un amor emotivo, sentimental, momentáneo y, consecuentemente, frágil. En definitiva, se ha dejado de creer y esperar en el amor humano. A lo largo de estas páginas, el autor ha querido transmitir una esperanza con fundamento: redescubrir la grandeza del amor conyugal, en su verdad, belleza y bondad, como horizonte existencial para alcanzar la plenitud en el matrimonio. Se trata de una invitación a profundizar y reflexionar sobre los cimientos en los que se ha de asentar el amor.

Para más información EDITORIAL CCS

CATEQUESIS SOBRE LA FAMILIA: LA ORACIÓN.

Un corazón lleno de amor a Dios sabe transformar en oración un pensamiento sin palabras
En la tercera catequesis sobre la familia, el Papa Francisco reflexiona sobre la oración en familia, una oración que nace de un amor consciente hacia Dios, un amor concreto y que nos lleva a descubrir el gozo de la presencia de Dios en nuestra vida de familia.
Texto completo de la catequesis del Papa del 26 de agosto
FUENTE ZENIT
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Después de haber reflexionado sobre cómo la familia vive los tiempos de la fiesta y del trabajo, consideramos ahora el tiempo de la oración. La queja más frecuente de los cristianos tiene que ver precisamente con el tiempo: “Debería rezar más…; quisiera hacerlo, pero a menudo me falta tiempo”. Escuchamos esto continuamente. El disgusto es sincero, ciertamente, porque el corazón humano busca siempre la oración, incluso sin saberlo; y no tiene paz si no la encuentra. Pero para que se encuentre, es necesario cultivar en el corazón un amor “cálido” por Dios, un amor afectivo.
Podemos hacernos una pregunta muy simple. Está bien creer en Dios con todo el corazón, está bien esperar que nos ayude en las dificultades, está bien sentir el deber de agradecerle. Todo bien. Pero, ¿lo queremos algo también al Señor? ¿El pensamiento de Dios nos conmueve, nos asombra, nos enternece?
Pensemos a la formulación del gran mandamiento, que sostiene a todos los demás: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”. La fórmula usa el lenguaje intenso del amor, derramándolo sobre Dios. Entonces, el espíritu de oración vive principalmente aquí. Y si vive aquí, vive todo el tiempo y no se va nunca. ¿Podemos pensar en Dios como la caricia que nos mantiene con vida, antes de la cual no hay nada? ¿Una caricia de la cual nada, ni siguiera la muerte, nos puede separar? ¿O lo pensamos solo como el gran Ser, el Todopoderoso que ha creado todas las cosas, el Juez que controla cada acción? Todo es verdad, naturalmente.
Pero solo cuando Dios es el afecto de todos nuestros afectos, el significado de estas palabras se hace pleno. Entonces nos sentimos felices, y también un poco confundidos, porque Él piensa en nosotros ¡y sobretodo nos ama! ¿No es impresionante esto? ¿No es impresionante que Dios nos acaricie con amor de padre? Es muy hermoso, muy hermoso. Podía simplemente darse a conocer como el Ser supremo, dar sus mandamientos y esperar los resultados. En cambio Dios ha hecho y hace infinitamente más que eso. Nos acompaña en el camino de la vida, nos protege, nos ama.
Si el afecto por Dios no enciende el fuego, el espíritu de la oración no calienta el tiempo. Podemos también multiplicar nuestras palabras, “como hacen los paganos”, decía Jesús; o también mostrar nuestros ritos, “como hacen los fariseos”. Un corazón habitado por el amor a Dios convierte en oración incluso un pensamiento sin palabras, o una invocación delante de una imagen sagrada, o un beso enviado hacia la iglesia.
Es hermoso cuando las madres enseñan a los hijos pequeños a mandar un beso a Jesús o a la Virgen. ¡Cuánta ternura hay en eso! En aquel momento el corazón de los niños se transforma en lugar de oración. Y es un don del Espíritu Santo. ¡No olvidemos nunca pedir este don para cada uno de nosotros! El Espíritu de Dios tiene su modo especial de decir en nuestros corazones “Abbà”, “Padre”, nos enseña a decir padre precisamente como lo decía Jesús, un modo que no podremos nunca encontrar solos. Este don del Espíritu es en familia donde se aprende a pedirlo y a apreciarlo. Si lo aprendes con la misma espontaneidad con la que aprendes a decir “papá” y “mamá”, lo has aprendido para siempre. Cuando esto sucede, el tiempo de la entera vida familiar viene envuelto en el vientre del amor de Dios, y busca espontáneamente el tiempo de la oración.
El tiempo de la familia, lo sabemos bien, es un tiempo complicado y concurrido, ocupado y preocupado. Siempre es poco, no basta nunca. Siempre hay tantas cosas que hacer. Quien tiene una familia aprende pronto a resolver una ecuación que ni siquiera los grandes matemáticos saben resolver: ¡dentro de las veinticuatro horas consigue que haya el doble! Es así ¿eh? ¡Existen mamás y papás que podrían ganar el Nobel por esto! ¿eh? ¡De 24 horas hacen 48! No sé cómo lo hacen, pero se mueven y hacen. Hay tanto trabajo en la familia.
El espíritu de la oración restituye el tiempo a Dios, sale de la obsesión de una vida a la que le falta siempre el tiempo, reencuentra la paz de las cosas necesarias y descubre la alegría de los dones inesperados. Unas buenas guías para esto son las dos hermanas Marta y María, de quienes habla el Evangelio que hemos escuchado; ellas aprendieron de Dios la armonía de los ritmos familiares: la belleza de la fiesta, la serenidad del trabajo, el espíritu de oración. La visita de Jesús, a quien querían mucho, era su fiesta. Un día, sin embargo, Marta aprendió que el trabajo de la hospitalidad, si bien es importante, no lo es todo, sino que escuchar al Señor, como hacía María, era la cosa verdaderamente esencial, la “parte mejor” del tiempo.
Que la oración brote de la escucha de Jesús, de la lectura del Evangelio, no olviden... cada día leer un pasaje del Evangelio. La oración brote de la confianza con la Palabra de Dios. ¿Hay esta confianza en nuestra familia? ¿Tenemos en casa el Evangelio? ¿Lo abrimos alguna vez para leerlo juntos? ¿Lo meditamos rezando el Rosario? El Evangelio leído y meditado en familia es como un pan bueno que nutre el corazón de todos. Y por la mañana y por la noche, y cuando nos sentamos en la mesa, aprendamos a decir juntos una oración, con mucha sencillez: es Jesús el que viene entre nosotros, como iba en la familia de Marta, María y Lázaro.
Una cosa que tengo en el corazón, que he visto en las ciudades... ¡Hay niños que no han aprendido a hacer la señal de la cruz! Tú, mamá, papá, enseña a tu niño a rezar, a hacer la señal de la cruz. Esta es una tarea hermosa de las mamás y de los papás.
En la oración de la familia, en sus momentos fuertes y en sus pasos difíciles, somos confiados los unos a los otros, para que cada uno de nosotros en la familia sea custodiado por el amor de Dios. Gracias.

CATEQUESIS SOBRE LA FAMILIA: LA FIESTA
CATEQUESIS SOBRE LA FAMILIA: EL TRABAJO

miércoles, 26 de agosto de 2015

SER LOS PRIMEROS EN AMAR.

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”. Jn. 3, 16-17.

Como responder ante tanto amor hacia nosotros: “siendo los primeros en amar”.
Con un amor universal, que ame a todos, que tome la iniciativa y sea el primero en amar. El amor verdadero es concreto, no está hecho sólo de palabras o de sentimientos; y ama a todos, no solo a quien nos cae bien o nos ama, a todos, hasta los enemigos; y esta forma de amar hace que florezca la reciprocidad, crea en el otro la necesidad de responder amando.
Y una manera de amar así puede cambiar el mundo. Solo el Amor puede cambiar el mundo.

 
Y cuando nos cueste: no poner el acento en "nuestro querer" sino "en el poder de Dios".

 
La viñeta es de Walter Kostner "Gibi y Wdoble"

lunes, 24 de agosto de 2015

LOS SANTOS PATRONOS DEL VIII EMF FILADELFIA 2015

San Juan Pablo II y Santa Gianna son los santos patronos oficiales del Encuentro Mundial de las Familias Filadelfia 2015 por su profundo compromiso con el fortalecimiento y sostenimiento de la familia con mucho amor.


San Juan Pablo II

En 1979, San Juan Pablo II fue el primer Papa en visitar Filadelfia, donde dijo misa en Logan Circle ante casi un millón de personas que llenaban el Benjamin Franklin Parkway. En 1994, se celebró el primer Encuentro Mundial de las Familias en Roma, que tenía como objetivo fortalecer los lazos sagrados de la familia en todo el mundo. En su canonización, fue declarado “el Papa de la familia”.




Santa Gianna Beretta Molla


Pediatra y madre de cuatro hijos, Santa Gianna es mejor conocida por su amor desinteresado como madre, dando su vida al dar tener a su cuarto hijo en 1962. Fue beatificada por San Juan Pablo II en 1994 y canonizada en el 2004. Santa Gianna es el Patrona de las madres, los médicos y los niños no nacidos. Su vida fue un testimonio de “la familia plenamente viva”, el tema para el Encuentro Mundial de las Familias – 2015.



Para más informacion: VIII EMF FILADELFIA 2105

sábado, 22 de agosto de 2015

PRESENTACIÓN OFICIAL DE LAS CATEQUESIS PREPARATORIAS DEL VIII EMF FILADELFIA 2105

EL AMOR ES NUESTRA MISIÓN
La familia plenamente viva

Catequesis preparatoria para el
Encuentro Mundial de las Familias
Filadelfia, 2015

PRESENTACIÓN
Nos complace presentar esta catequesis sobre la vida familiar, que ha preparado la Arquidiócesis de Filadelfia y el Consejo Pontificio para la Familia en vista del Octavo Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar en Filadelfia del 22 al 27 de septiembre de 2015.
Esta catequesis explica cómo toda la enseñanza católica acerca del sexo, el matrimonio y la familia se derivan de nuestras creencias básicas sobre Jesús. Esta catequesis ofrece un relato que comienza con nuestra creación, que observa con sobriedad nuestra caída y los desafíos que enfrentamos, pero que enfatiza el plan de Dios para nuestra salvación.
El amor es nuestra misión, y es amando a Dios y los unos a los otros que estaremos plenamente vivos. El Concilio Vaticano II dijo que cada familia es una “Iglesia doméstica”, una pequeña célula del total de la Iglesia universal. Esta catequesis analiza lo que esto significa. Animamos a todos a que la estudien para comentarla con los demás, particularmente en las parroquias, y que recen para buscar maneras en que la Iglesia pueda servir a las familias y en que las familias puedan servir a la Iglesia. La familia y la Iglesia dependen mutuamente una de la otra.
En esta catequesis, hemos tratado de presentar la enseñanza católica de una manera renovada, perspicaz y accesible para los católicos contemporáneos y para todas las personas de buena voluntad. Para parafrasear a San Agustín, cuando escribió en su obra Las Confesiones, Dios es siempre antiguo, siempre nuevo. Esperamos que esta nueva catequesis le confirme la belleza y la coherencia de la enseñanza católica, que es sabiduría sublime y venerable, y la verdadera fuente de renovación en todas las eras, incluida la nuestra.
Esperamos reunirnos en Filadelfia con personas de todo el mundo. A medida que nos preparamos para este acontecimiento, pedimos especialmente oraciones de intercesión de María y de José, padres de la Sagrada Familia y patronos de todas las familias.

Reverendísimo Charles J. Chaput, O.F.M. Cap., D.D.
Arzobispo de Filadelfia
Reverendísimo Vincenzo Paglia
Presidente del Consejo Pontificio para la Familia

jueves, 20 de agosto de 2015

CATEQUESIS SOBRE LA FAMILIA: EL TRABAJO

"El trabajo pertenece al proyecto de Dios en la creación"
En la serie de catequesis sobre la familia, el Santo Padre recuerda que un trabajo que se aparta de la alianza de Dios con el hombre, y no respeta sus cualidades espirituales, tiene consecuencias negativas que golpean a los más pobres y a las familias
Texto completo de la catequesis del Papa del 19 de agosto
FUENTE ZENIT.
Queridos hermanos y hermanas, después de haber reflexionado sobre el valor de la fiesta en la vida de la familia, hoy nos detenemos sobre el elemento complementario, que es el del trabajo. Ambos forman parte del diseño creador de Dios. La fiesta y el trabajo.
El trabajo, se dice comúnmente, es necesario para mantener a la familia, para hacer crecer a los hijos, para asegurar a sus seres queridos una vida digna. De una persona seria, honesta, lo más bonito que se puede decir: “Es un trabajador”, es uno que trabaja, es uno que en la comunidad no vive a costa de los otros. Hay muchos argentinos hoy, que he visto, y diré como decimos nosotros ‘no vive de arriba’. ¿Entendido?
Y de hecho, el trabajo, en sus muchas formas, a partir del de amo de casa, también cuida del bien común. ¿Y dónde se aprende este estilo de vida trabajador?
Antes que nada se aprende en familia. La familia educa al trabajo con el ejemplo de los padres: el papá y la mamá que trabajan por el bien de la familia y de la sociedad.
En el Evangelio, la Sagrada Familia de Nazaret aparece como una familia de trabajadores, y Jesús mismo es llamado “hijo del carpintero” (Mt 13,55) o incluso “el carpintero” (Mc 6,3). Y san Pablo no dejará de advertir a los cristianos: “Quien no quiera trabajar, que no coma” (2 Ts 3,10). Una buena receta para adelgazar. Si no trabajas no comes.
El apóstol se refiere explícitamente al falso espiritualismo de algunos que, de hecho, viven a costa de sus hermanos y hermanas “sin hacer nada”  (2 Ts 3,11). El compromiso del trabajo y la vida del espíritu, en la concepción cristiana, no están en contradicción entre ellas. ¡Es importante entender esto! Oración y trabajo pueden y deben estar juntos en armonía, como enseña san Benito. La falta de trabajo daña también el espíritu, como la falta de oración daña también la actividad práctica.
Trabajar --repito, en muchas formas-- es propio de la persona humana. Expresa su dignidad de ser creada a imagen de Dios. Por eso, se dice que el trabajo es sagrado. El trabajo es sagrado, y por eso, la gestión de la ocupación es una gran responsabilidad humana y social, que no puede quedar en las manos de unos pocos o descargada sobre un “mercado” divinizado. Causar una pérdida de puestos de trabajo significa causar un grave daño social. Me entristece cuando veo que no hay trabajo, que hay gente sin trabajo, que no encuentra trabajo y que no tiene la dignidad de llevar el pan a casa. Y me alegro mucho cuando veo que los gobernantes hacen tantos esfuerzos y tanto trabajo para encontrar puestos de trabajo y para tratar que todos tengan un trabajo. El trabajo es sagrado, el trabajo da dignidad a una familia. Debemos rezar para que no falte el trabajo en ninguna familia.
Por tanto, también el trabajo, como la fiesta, forma parte del diseño del Dios Creador. En el libro del Génesis, el tema de la tierra como casa-jardín, a cargo del cuidado y el trabajo del hombre (2, 8.15), es anticipado con un pasaje muy conmovedor: “Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no había hecho llover sobre la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el suelo, pero un manantial surgía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo” (2,4b-6a). No es romanticismo, es revelación de Dios; y nosotros tenemos la responsabilidad de comprenderla y asimilarla hasta el fondo. La Encíclica Laudato Si’, que propone una ecología integral, contiene también este mensaje: la belleza de la tierra y la dignidad del trabajo están hechas para ir juntas. La tierra se hace bella cuando es trabajada por el hombre. Van juntas las dos.
Cuando el trabajo se desvincula de la alianza de Dios con el hombre y la mujer, cuando se separa de sus cualidades espirituales, cuando es rehén de la lógica del beneficio y desprecia los afectos de la vida, la degradación del alma contamina todo: también el aire, el agua, la hierba, la comida... La vida civil se corrompe y el hábitat se estropea. Y las consecuencias golpean sobre todo a los más pobres y a las familias más pobres. La organización moderna del trabajo muestra a veces una peligrosa tendencia a considerar a la familia una carga, un peso, una pasividad, para la productividad del trabajo. Pero preguntémonos: ¿qué productividad? ¿Y para quién? La llamada “ciudad inteligente” es sin duda rica de servicios y de organización; pero, por ejemplo, a menudo es hostil con los niños y los ancianos.
A veces, quien proyecta está interesado en la gestión de fuerza-trabajo individual, para ensamblar y utilizar o descartar según la conveniencia económica. La familia es un gran lugar de prueba. Cuando la organización del trabajo la tiene como rehén, o incluso le obstaculiza el camino, ¡entonces estamos seguros de que la sociedad humana ha comenzado a trabajar contra sí misma! Las familias cristianas reciben de esta coyuntura un gran desafío y una gran misión. Estas ponen en juego los fundamentos de la creación de Dios: la identidad y la unión del hombre y la mujer, la generación de los hijos, el trabajo que hace doméstica la tierra y habitable el mundo. ¡La pérdida de estos fundamentos es algo muy serio, y en la casa común ya hay muchas grietas! La tarea no es fácil. A veces, a las asociaciones de familias les puede parecer que son como David contra Goliat… ¡pero sabemos cómo terminó ese desafío! Se necesitan fe y astucia. Que Dios nos conceda acoger con alegría y esperanza su llamada, en este momento difícil de nuestra historia. La llamada al trabajo para dar dignidad a sí mismo y a la propia familia. Gracias.
Ciudad del Vaticano, 19 de agosto de 2015 (ZENIT.org)

CATEQUESIS PREPARATORIAS VIII EMF FILADELFIA 2015.

El amor es nuestra misión: La Familia llena de Vida
Desde su creación por San Juan Pablo II en 1994, el Encuentro Mundial de las Familias ha fortalecido los vínculos sagrados de las familias de todo el mundo.
Se celebra cada tres años, y es patrocinado por el Consejo Pontificio de la Santa Sede para la Familia, siendo la mayor reunión católica en el mundo de las familias. Cada Encuentro Mundial de las Familias tiene un tema que energiza y da vida al evento al tiempo que añade una gran profundidad de significado a nuestra comprensión de las familias.
El tema del Encuentro Mundial de las Familias Philadelphia 2015 es "El amor es nuestra misión: La Familia Lleno de Vida", haciendo hincapié en el impacto del amor y la vida de las familias en nuestra sociedad.
La catequesis preparatoria juega un papel central en cada Encuentro Mundial de las Familias (WMOF). El WMOF es recibido por diferentes diócesis, y la diócesis de acogida para cada Encuentro Mundial escribe una preparatoria catecismo-una colección de lo que los católicos creen acerca del propósito humano, el matrimonio y la familia. La catequesis, como el Encuentro Mundial, es para personas de todas las edades en todas las etapas de la vida.

TEMAS PARA LA CATEQUESIS PREPARATORIA VIII ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS FILADELFIA, 2015

Creado para ser participes de su gozo.
Somos más que un accidente evolutivo. Somos más grandes que la suma de nuestra biología. Dios existe. Dios es bueno. Dios nos ama. Nos hizo a su imagen para que participemos de su gozo. Participa activamente en nuestra vida. Envió a su único Hijo para restablecer nuestra dignidad y guiarnos de regreso a Él.
La Misión del Amor.
Dios obra a través de nosotros. Nosotros tenemos una misión. Estamos en el mundo con un propósito: recibir el amor de Dios y demostrar el amor de Dios a los demás. Dios busca sanar un universo quebrantado. Nos pide que seamos sus testigos y ayudantes en esa obra.
El significado de la sexualidad humana.
El mundo tangible, terrenal y corpóreo es más que materia inerte o arcilla de modelar para la voluntad humana. La creación es sagrada. Esta tiene un significado sacramental. La creación refleja la gloria de Dios. Eso incluye nuestro cuerpo. Nuestra sexualidad tiene el poder de procrear y participa en la dignidad de ser creados a imagen de Dios. Tenemos que vivir según este principio.
Dos que pasan a ser uno.
No fuimos creados para estar solos. Los seres humanos se necesitan y se completan mutuamente. La amistad y la comunidad satisfacen ese anhelo con vínculos de amor y de intereses comunes. El matrimonio es una forma de amistad particularmente íntima que llama a un hombre y a una mujer a amarse de manera comparable a la alianza de Dios. El matrimonio es un Sacramento. El amor del matrimonio es fructífero y se ofrece sin reservas. Este amor existe a imagen de la fidelidad de Jesús a la Iglesia.
Crear el Futuro.
El matrimonio tiene como propósito ser fértil y recibir la vida nueva. Los niños dan forma al futuro, así como a ellos se les da forma en su familia. Sin niños, no puede haber futuro. Los niños criados con amor y guía son el cimiento de un futuro amoroso. Los niños heridos presagian un futuro herido. Las familias son la base sólida para todas las comunidades más extendidas. Las familias son Iglesias domésticas, lugares donde los padres ayudan a los niños a descubrir que Dios los ama y tiene un plan para la vida de cada uno de ellos.
Todo amor es fecundo.
No todos están llamados al matrimonio. Pero toda vida tiene el propósito de ser fértil. Toda vida tiene el poder y la necesidad de nutrir la vida nueva: si no es a través de dar a luz y criar niños, entonces a través de otras formas vitales de entrega personal, de desarrollo y de servicio. La Iglesia es una familia ampliada de diferentes vocaciones, cada una distinta, pero cada una necesitando de las demás y apoyándolas. El sacerdocio, la vida religiosa y la vocación laica célibe enriquecen y son enriquecidos por el testimonio del estado matrimonial. Las maneras diferentes de ser castos y célibes fuera del matrimonio son maneras de entregar la propia vida al servicio de Dios y de la comunidad humana.
Luz en un mundo oscuro.
En el mejor de los casos, la familia es una escuela de amor, justicia, compasión, perdón, respeto mutuo, paciencia y humildad en medio de un mundo oscurecido por el egoísmo y el conflicto. Es así como la familia enseña lo que significa ser humano. Sin embargo, surgen muchas tentaciones que intentan persuadirnos a olvidar que el hombre y la mujer son creados para la alianza y la comunión. Por ejemplo, la pobreza, la riqueza, la pornografía, la anticoncepción, los errores filosóficos y otros errores intelectuales pueden crear contextos que desafíen o amenacen una vida familiar sana. La Iglesia se opone a estas cosas para proteger a la familia.
Un hogar para los que sufren.
Muchas personas, especialmente hoy, enfrentan situaciones dolorosas que surgen de la pobreza, la discapacidad, la enfermedad y las adicciones, el desempleo y la soledad de la edad avanzada. Pero el divorcio y la atracción por el mismo sexo impactan en la vida de la familia de maneras diferentes y a la vez poderosas. Las familias y las redes de familias cristianas deben ser fuentes de misericordia, seguridad, amistad y apoyo para los que luchan contra estos problemas.
Madre, Maestra y Familia: La Naturaleza y la función de la Iglesia.
La Iglesia tiene formas institucionales porque debe trabajar en el mundo. Pero eso no agota su esencia. La Iglesia es la Esposa de Cristo; es “ella”, no “esa”. Según las palabras de San Juan XXIII, ella es nuestra madre y maestra, nuestra consoladora y guía, nuestra familia de fe. Aunque su pueblo y sus líderes pequen, seguimos necesitando la sabiduría de la Iglesia, sus Sacramentos, su apoyo y su proclamación de la verdad, porque ella es el cuerpo de Jesús mismo en el mundo; la distinguida familia del pueblo de Dios.
Elegirla Vida.
Dios nos hizo por una razón. Su amor es nuestra misión en la vida. Esta misión nos permite encontrar nuestra verdadera identidad. Si decidimos abrazar esta misión, tendremos una perspectiva nueva sobre muchas cuestiones, no solo la familia. Vivir la misión de la Iglesia doméstica significa que las familias católicas vivirán, a veces, como minorías, con valores diferentes de los que tiene la cultura que las rodea. Nuestra misión de amor exigirá valentía y fortaleza. Jesús está llamando y nosotros podemos responder, eligiendo una vida de fe, esperanza, caridad, gozo, servicio y misión.

martes, 18 de agosto de 2015

HACIA EL VIII EMF FILADELFIA 2015: “FAMILIAS QUE ANUNCIEN EL AMOR DE DIOS AL MUNDO”.

Qué oportunidad la que tendremos las familias en septiembre en Filadelfia para mostrar al mundo la vitalidad de la familia, que la Familia está plenamente viva y aunque no podamos estar en  físicamente allí, si podremos unirnos con el Papa Francisco y con él a todas las familias cristianas, para anunciar al mundo, que esta fuerza nace del sacramento del matrimonio, amor que nace del amor de Dios: sólo las familias que tienen a Dios en el centro de sus vidas, pueden hacer que la misión de sus vidas sea anunciar el amor, un Amor que hace que sus familias estén plenamente vivas.
Hacen falta familias que sean capaces de revisar sus vidas, de no dejarse contagiar por el ambiente que nos rodea, en el que el egoísmo, el consumismo, el hedonismo parece llenarlo todos. Ante estos desafíos y ante una cultura en la que a veces cuesta anunciar la belleza del Evangelio de la familia, el vivir junto a otras familias, y a la Iglesia, nos animará a mostrar al mundo como junto a otras familias, que las familias son espacios abiertos al amor y a la vida, espacios de comunión donde compartir es lo normal, espacio de misericordia donde es normal vivir la solidaridad.

domingo, 16 de agosto de 2015

CATEQUESIS PREPARATORIAS VIII EMF FILADELFIA 2015.

Como para cada Encuentro Mundial de las Familias, también para el Encuentro de Filadelfia la
catequesis preparatoria jugará un papel central: titulada "Love is our mission: the family fully alive", está disponible en italiano, español, francés, portugués y polaco. El texto se centra en las cuestiones de la familia y del matrimonio, está dirigido a personas de todas las edades y contiene textos que forman la base de los programas en el transcurso del Encuentro, que se celebrará del 22 a 27 de septiembre.
"Creado para la alegría", "La misión de amar", "El significado de la sexualidad humana", "Dos se hacen uno", "Crear el futuro", "La luz en un mundo oscuro", "Una casa para un corazón herido "," Madre, maestra, familia: la naturaleza y el papel de la Iglesia ", “Elegir la vida": estos son los temas que se abordan en la publicación.
Disponibles online en la plataforma de Amazon, las traducciones de la catequesis preparatoria se pueden adquirir en todo el mundo.
Para más información o para acudir a los link para pedir la catequesis se puede ir al enlace del PONTIFICIO CONSEJO PARA LAFAMILIA.
PARA VER UN RESUMEN.

sábado, 15 de agosto de 2015

EN EL MOMENTO PRESENTE.


Hacer propósitos concretos para amarnos los unos a los otros.
[...] el tipo de amor estamos llamados a llevar al mundo – nosotros que hemos recibido el don de la fe religiosa- es un amor especial, fuerte como la muerte. No es suficiente la tolerancia o la no-violencia, no basta la amistad o la benevolencia hacia los demás. Es un amor que va hacia todos indistintamente: pequeños y grandes, pobres y ricos, de la propia patria o de otra, amigos o enemigos.[...]

 Y amar no sólo con las palabras, sino concretamente, con hechos, olvidándonos de nosotros mismos para ponernos al servicio de los demás.

jueves, 13 de agosto de 2015

SER SIEMPRE LOS PRIMEROS EN AMAR.

“Ser siempre los primeros en amar”.


Eso ocurría, por ejemplo cuando nos dábamos cuenta de los defectos, de las imperfecciones de los otros y se los juzgaba, a causa de la cual, la corriente de amor se enfriaba.
Para reaccionar a esta situación hemos pensado un día en hacer un pacto entre nosotras y lo llamamos “pacto de misericordia.”
Decidimos ver al prójimo que encontrábamos cada mañana –en el focolar, en el trabajo, en la escuela -, nuevo, novísimo, sin acordarse para nada de sus defectos, cubriéndolo todo con el amor.
Entonces nos relacionábamos todos con esta amnistía completa en nuestro corazón, con este perdón universal.
Fue un compromiso fuerte, tomado por todas nosotras juntas, que nos ayudó siempre a ser los primeros en amar, a imitación de Dios misericordioso, el que perdona y olvida».

FUENTE: Chiara Lubich. “El arte de amar” (Ed. Ciudad Nueva)

CATEQUESIS SOBRE LA FAMILIA: LA FIESTA.

El Santo Padre recuerda que la fiesta no es la pereza de estar en el sofá, sino una mirada amorosa y agradecida por el trabajo bien hecho. Advierte que la codicia del consumir nos hace estar más cansados al final que antes

FUENTE ZENIT.
Ciudad del Vaticano, 12 de agosto de 2015

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy abrimos un pequeño recorrido de reflexión sobre las tres dimensiones que marcan, por así decir, el ritmo de la vida familiar: la fiesta, el trabajo, la oración.
Comenzamos por la fiesta. Y decimos enseguida que la fiesta es una invención de Dios. Recordamos la conclusión del pasaje de la creación, en el Libro de Génesis: “El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que había creado”.(2,2-3). Dios mismo nos enseña la importancia de dedicar un tiempo a contemplar y a gozar de lo que en el trabajo se ha hecho bien. Hablo de trabajo, naturalmente, no solo en el sentido de la labor y la profesión, sino en un sentido más amplio: cada acción con la que nosotros hombres y mujeres podemos colaborar a la obra creadora de Dios.
Por tanto, la fiesta no es la pereza de estar en el sofá, o la emoción de una tonta evasión. La fiesta es sobre todo una mirada amorosa y agradecida por el trabajo bien hecho. También vosotros, recién casados, estáis festejando el trabajo de un bonito tiempo de noviazgo: ¡y esto es bello! Es el tiempo para ver a los hijos, o los nietos, que están creciendo, y pensar: ¡qué bello! Es el tiempo para mirar nuestra casa, a los amigos que hospedamos, la comunidad que nos rodea, y pensar: ¡qué bueno! Dios lo ha hecho así. Y continuamente lo hace así, porque Dios crea siempre, también en este momento.
Puede suceder que una fiesta llegue en circunstancias difíciles y dolorosas, y se celebra quizá “con un nudo en la garganta”. Y, también en estos casos, pedimos a Dios la fuerza de no vaciarla completamente. Vosotros, mamás y papás sabéis bien esto: ¡cuántas veces por amor a los hijos, sois capaces de apartar las penas para dejar que ellos vivan bien la fiesta, gusten el sentido bueno de la vida! ¡Hay tanto amor en esto!
También en el ambiente del trabajo, a veces --sin dejar de lado los deberes-- sabemos  “infiltrar” algún toque de fiesta: un cumpleaños, un matrimonio, un nuevo nacimiento, como también una despedida o una nueva llegada… es importante. Es importante hacer fiesta. Son momentos de familiaridad en el engranaje de la máquina productiva: ¡nos hace bien!
Pero el verdadero tiempo de la fiesta suspende el trabajo profesional, y es sagrado, porque recuerda al hombre y a la mujer que son hechos a imagen de Dios, quien no es esclavo del trabajo, sino Señor, y por tanto tampoco nosotros debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino “señores”. Hay un mandamiento para esto, un mandamiento que es para todos, ¡nadie excluido! ¡Y sin embargo hay millones de hombres y mujeres e incluso niños esclavos del trabajo! En este tiempo existen esclavos ¡Son explotados, esclavos del trabajo y esto es en contra de Dios y en contra de la dignidad de la persona humana! La obsesión por el beneficio económico y la eficiencia de la técnica amenaza los ritmos humanos de la vida, porque la vida tiene sus ritmos humanos.
El tiempo de descanso, sobre todo el del domingo, está destinado a nosotros para que podamos gozar de lo que no se produce ni consume, no se compra ni se vende.
Y sin embargo vemos que la ideología del beneficio y del consumo quiere comerse también la fiesta: también a veces es reducida a un “negocio”, a una forma para hacer dinero y para gastarlo. ¿Pero trabajamos para esto? La codicia del consumir, que implica desperdicio, es un virus malo que, entre otras cosas, nos hace estar más cansados al final que antes. Perjudica el verdadero trabajo y consume la vida. Los ritmos desregulados de la fiesta causan víctimas, a menudo jóvenes.
Finalmente, el tiempo de la fiesta es sagrado porque Dios lo habita de una forma especial. La Eucaristía del domingo lleva a la fiesta toda la gracia de Jesucristo: su presencia, su amor, su sacrificio, su hacerse comunidad, su estar con nosotros… Y así cada realidad recibe su sentido pleno: el trabajo, la familia, las alegría y las fatigas de cada día, también el sufrimiento y la muerte; todo es transfigurado por la gracia de Cristo.
La familia es dotada de una competencia extraordinaria para entender, dirigir y sostener el auténtico valor del tiempo de la fiesta. Pero ¡qué bonitas son las fiestas en familia, son bellísimas! Y en particular la del domingo. No es casualidad si las fiestas en las que hay sitio para toda la familia ¡son aquellas que salen mejor!
La misma vida familiar, mirada con los ojos de la fe, nos parece mejor que los cansancios que comportan. Nos aparece como una obra de arte de sencillez, bonito precisamente porque no es artificial, no fingido, sino capaz de incorporar en sí todos los aspectos de la vida verdadera. Nos aparece como una cosa “muy buena”, como Dios dijo al finalizar la creación del hombre y de la mujer (cfr Gen 1,31). Por tanto, la fiesta es un precioso regalo que Dios ha hecho a la familia humana: ¡no lo estropeemos!

martes, 11 de agosto de 2015

A VECES EL AMOR RECÍPROCO COMPORTA SACRIFICIOS.

“A veces el amor recíproco comporta sacrificios”


[...]  También requiere sacrificios porque hará falta, a veces, vencer el respeto humano, otras, superar la indolencia o el tran tran espiritual en que quizás caigamos. 
Hará falta practicar la humildad para hacer callar el amor propio, pagar, en fin, el primer coste del paso de un modo de vivir individual a una espiritualidad colectiva. 
Pero el Señor bendecirá cada esfuerzo y, si luego somos fieles a cuánto hemos dicho, nos dará la alegría de descubrir su presencia, efecto de la unidad, dondequiera vayamos. [...]

Chiara Lubich

"UN PUEBLO, UNA IGLESIA", INICIATIVA EN ÍLLORA (GRANADA).

El próximo viernes, 14 de agosto, se inaugurará en Íllora la exposición "Un pueblo, una iglesia", iniciativa que organiza la Plataforma Pro Restauración de la Iglesia de Íllora.
El acto de inauguración tendrá lugar el próximo jueves día 14 de agosto, a las 20:30 horas en la Sala " Manuel Argüelles" de la Biblioteca Municipal de Íllora.
Se trata de una colección pintura dedicada a la localidad granadina y compuesta por 23 obras realizadas por el artista Francisco Rodríguez Palma, natural de Íllora.
La exposición está organizada por la Plataforma Pro Restauración de la Iglesia de Íllora y el dinero que se obtenga con la venta de las entradas irá destinado a la causa que promueven. Asimismo, colabora la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Íllora.
El horario de visita a la exposición será de lunes a viernes no festivos, de 17 a 20 horas, excepto los miércoles, que será de 10 a 13 horas. Los grupos escolares podrán concertar visitas para los miércoles por la mañana.

AUTOR
Francisco Rodríguez Palma, nace en Íllora, provincia de Granada, en el otoño de 1965. Ya desde pequeño muestra sus habilidades para el dibujo y la pintura.
Realiza su primera exposición en agosto de 1995. El año siguiente comienza sus estudios en la facultad de Bellas Artes de Granada. Es aquí donde da un paso importante en su formación como pintor. Es licenciado por esta facultad en el año 2001. Durante estos años entra en contacto con multitud de artistas de distintas tendencias pictóricas que con el tiempo irán definiendo un concepto muy personal de la pintura.

PLATAFORMA PRO-RESTAURACIÓN
La iglesia de la Encarnación de Íllora (Granada), construida en el S. XVI, fue declarada monumento nacional y bien de interés cultural el 20 de marzo de 1980, y es la principal obra arquitectónica y patrimonial del municipio de Íllora, según recoge el manifiesto de la Plataforma Pro-Restauración.
El lamentable estado de conservación de la iglesia es notable, principalmente el de su torre, que se encuentra casi en ruina, hasta el punto de que las campanas no suenan por el peligro de derrumbe que existente, señala la Plataforma.
La Plataforma Pro-Restauración de la Iglesia de Íllora, con el apoyo de más de 600 vecinos, solicitó el 2 de agosto de 2014 la tramitación del expediente al ayuntamiento de la localidad, que ha permitido alcanzar un Convenio con el Arzobispado y con la Diputación Provincial de Granada, y consiguió la subvención para acometer la restauración de las cubiertas laterales del templo, que es el monumento más importante del municipio.

Para obtener más información sobre esta iniciativa, se puede consultar la página web de la Plataforma:http://plataformaiglesia.illora.com/

FUENTE: ODISUR.