miércoles, 16 de diciembre de 2015

CARTA A UNA MADRE.

Mamá por favor no lo hagas, no me abortes, piensa solo en si lo hubiera hecho contigo tu madre.
Mamá no desesperes, no te abrumes, que todo saldrá bien ¿Acaso no has sido feliz hasta el día de ayer víspera de sentirte embarazada?
Mamá, no me niegues tener las vivencias de la vida, ya estoy en tu seno pero soy tan pequeña e indefensa que necesito tu custodia, la custodia en lo más íntimo de tu ser.
Mamá cuando nazca, sino me puedes tener, mis padres adoptivos me acogerán y su felicidad junto con la mía será inenarrable, ellos, nunca olvidarán que le diste este hijo que tanto deseaban.
Mamá, dame la posibilidad de amarte cuando mis padres me hablen de tu proeza, de tu defensa y amor a la vida, de tu Coraje para luchar contra todo por mí, yo te querré con locura y nunca recibirás un amor tan agradecido como el mío.
Mamá, que dicha tendré el día que te conozca y ese día, tu corazón se inundará y rebosará de felicidad al verme, ese día mamá, tu vivirás una nueva vida, una vida llena de ilusiones, una vida indescriptible, un renacer constante.
Mamá estate tranquila, no te preocupes ¡Ya se que no me esperabas, ya se que te privo de mucho, mucho, mucho, pero los peques nos presentamos sin avisar! y durante el embarazo, vive con ilusión, deseo y ternura tu gestación en la “Casa de la vida”, esta Institución Estatal de Igualdad al Derecho a la Vida, Casas que está demandando la sociedad en vez de matarnos, “Casas de Igualdad a la vida”, que nos protegerán a las dos, que te ayudarán a seguir con tu vida de trabajo o estudios y te formarán con mucho amor y caridad, Casas, supervisadas y defendidas por la Federación de Asociaciones de Defensa de la Vida, y así mamá yo naceré como un bebé deseado, un bebé querido, un bebé amado, un bebé sin complejos para ser y crecer como una persona feliz.
Mamá, mis padres adoptivos me querrán tanto que me educarán con un amor limpio, de forma, que el día que nos conozcamos yo alabaré tu Coraje y tu proeza por tenerme, y ese día, será para mi uno de los días más grandes de mi vida, por que en mi hogar mis padres me han educado con amor y yo podré conocer a la madre que me llevó en su seno, a la madre que me dio la vida, a la madre que me amó y no pudo tenerme con ella pasando mucho dolor.
Después de este día, yo se mamá, que me colmarás de parabienes y os querré con locura a ti por que no me abortaste y a mis padres adoptivos que me dieron todo para ser feliz; te llevaré siempre en mi corazón, te visitaré con gran deseo, serás mi otra madre, mi amiga y recibirás mi amor y mi ayuda en tus años de ancianidad  ¡Por que mamá, esta Sociedad Nueva ha cambiado, esta Sociedad Nueva ya ama y protege la vida, esta Sociedad Nueva está llena de niños, los niños que son la esperanza y la ilusión de la vida y esta Sociedad Nueva convencida, ya ha abandonado el culto a la muerte, el aborto, el holocausto de los inocentes!

Historia verídica:

Madre que de joven quedó embarazada, embarazo que ocultó hasta el alumbramiento y niña que con inmenso dolor dejó al pie del torno de un convento. Si antes le fue duro desde ese día vivió las amarguras más grandes de la vida al “tener que ocultar y abandonar” un hijo para que otras manos lo sacaran adelante.
Pasan los años y rehace su vida con una pena y desconfianza total, esperando tener otro hijo en el matrimonio, pero unos meses antes en una revisión ginecológica le descubren un mioma; para salvar la vida de su bebé, pospuso la intervención para después del parto pero con la fatalidad que la niña nació asfixiada por el cordón umbilical y en la operación hubo que extirparle la matriz y los ovarios.
Si amargura vivió antes, amargura vivió después y por todos lados buscaba la cara de su hija, la hija que dejó en el torno, la cara de la hija que veía en todas las caras de los niños; años de amargura y búsqueda infructuosa ya que el convento se cerró y fue trasladado por falta de vocaciones y todas las monjitas habían muerto; esta madre solo vivía para poder pedir perdón a su hija, para encontrarla, fundirse en un abrazo con ella y después morir en paz y dichosa por haberla encontrado.

Cambiemos la sociedad practicando el amor y respetando la vida, Don gratuito de Dios, y no practicando el aborto haciéndonos creer falsamente que es la demanda que está pidiendo la sociedad. Es función de las familias y en especial de las madres educar y formar a nuestros hijos en el hogar familiar y exigir al Estado que nos proteja y que fomente la maternidad, ya que somos la fuente de la vida.

DE LA RED.


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